Las Opciones que tomamos tienen sus Consecuencias morales. No puedo elegir simplemente por el placer o gusto que me producirá tal o cual elección, no debo elegir pasionalmente. Debo sopesarlo bajo los criterios racionales que poseo y los criterios de la doctrina social de la fe que abrazo. El Voto del Discípulo debe ser Racional y en Conciencia. Inspirado en sus Principios y sus Valores.
Los católicos debemos participar en la política como ciudadanos responsables, por el bien de todos. La solución a la corrupción no es abandonar la política sino participar en ella con principios cristianos. Jesús nos dijo que somos sal y luz del mundo. Esto debe aplicar primero a nuestra vida pero, si esta es auténtica, se manifiesta también en la política. La sal preserva de la corrupción, la luz permite que se vea la verdad.
Lo importante es sopesar las propuestas de proyecto que evidencien opciones por el bien común y bajo los criterios morales que la Iglesia nos presenta. Por aquellas opciones políticas que lleven en su programa los principios no negociables indicados por Benedicto XVI en su Constitución apostólica Sacramentum Caritatis. Dichos principios son los siguientes:
1. Vida
La persona es sagrada e inviolable, desde la concepción hasta la muerte natural.
Por lo que en ningún caso debería apoyar a quien promueva las opciones del aborto, la eutanasia, o la manipulación de los embriones. No podemos permitir que se manipule el sentido y esencia del Ser Persona desde su concepción hasta su muerte Natural.
2. Familia
La familia nace del compromiso conyugal. El matrimonio es un voto, en el que un hombre y una mujer hacen donación de sí mismos y se comprometen a la procreación y el cuidado de los hijos.
Iría en contra de estos principios candidatos que apoyen actos que violen estos principios como la prostitución, las uniones homosexuales, la pornografía, el uso de drogas, u otras opciones en contra del verdadero sentido de la Vida Humana, de la Dignidad Familia y del recto uso de la sexualidad.
3. Libertad de enseñanza
Los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Son ellos -no el Estado, ni los empresarios educativos, ni los profesores- los titulares de ese derecho.
Por lo que un gobernante no puede privar de la opción de una formación religiosa en una institución educativa. El candidato debería asegurar la Libertad Religiosa que no es lo mismo que libertad de culto. La segunda es la simple posibilidad de un acto cultual en un espacio restringido, templo, casa de culto, u otros. La Libertad Religiosa es reconocer el Derecho Fundamental de toda Persona de expresar libremente su propia fe de forma pública y ejerciendo su derecho y deber de proporcionarle a sus hijos una formación no sólo intelectual y académica sino también religiosa desde su propia fe o creencia.
4. Bien común
El Estado está al servicio de la sociedad y no al revés. El papel de la autoridad es ordenar la comunidad política no según la voluntad del partido mayoritario sino atendiendo a los fines de la misma, buscando la perfección de cada persona, aplicando el principio de subsidiariedad y protegiendo al más débil del más fuerte".
Por lo tanto se puede votar por un candidato que no garantice con certeza moral que utilizará honestamente los bienes públicos
Obviamente hay otras cosas que se pueden y deben tener en cuenta a la hora de votar. No podemos renunciar al esfuerzo y obligación moral de discernir la elección para nuestro voto.
Por otro lado hay que tener en cuenta también que a la hora de votar debemos de hacerlo por un candidato que de ejemplos de virtudes Humanas y Cristianas, por un candidato que tenga espíritu de servicio y defienda la dignidad humana, un candidato de gobierno que tenga cualidades para gobernar de una manera justa y eficaz. Que sea un candidato en el que se descubran virtudes personales y virtudes cívicas.
Debemos darnos el trabajo de conocer cada propuesta de gobierno y la doctrina que sostiene y reúne a cada partido político. Un discípulo de Jesús debe ir viendo todos los distintos componentes que están en juego para el ejercicio del voto moral al cual está llamado a realizar.
La Iglesia no nos obliga a realizar una formula complicadísima para la toma de opciones sino que nos exhorta a realizar la virtud de la prudencia. Santo Tomás de Aquino decía: “Que los santos recen por nosotros, que los sabios nos eduquen, que los prudentes nos gobiernen” La prudencia es aquella virtud que regula el uso y ocasión de las otras virtudes.
Probablemente nos encontremos en nuestro país con la falta de un candidato ideal. Demos elegir por los candidatos que más van a parecerse al perfil prudente que resultaría de todo este discernimiento. Con la circunstancia de tener que elegir entre el mal menor o tener que realizar un voto de protesta. Esto es que, ejerciendo nuestro derecho y obligación de votar, realicemos un registro significativo de votos de protesta, incluso organizándolo, para que quede en constancia, y de forma clara, que un número significativo de votantes no está de acuerdo y no avala la elección de ningún candidato. Y esto para que sea cual sea el candidato que gane sepa que esta porción del pueblo no cree en él como candidato. Claro, esto como situación extrema del acto moral de la votación católica.
Para quien quiere consultar el Compendio de la doctrina social de la Iglesia haga Click Aquí.
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Juan Pablo II denunció que en ocasiones la democracia es un fenómeno formal pero no real. Mensaje enviado a los jefes de Estado y jefes de gobierno de los países que participaron en la VII Cumbre Iberoamericana, que se celebró en la isla venezolana de Margarita 1997.
«La participación efectiva, consciente y responsable de los ciudadanos en la vida pública no puede detenerse en declaraciones formales –denunció–, sino que exige una acción continua para que los derechos proclamados puedan ser ejercidos realmente».
En su mensaje a los representantes de América Latina, España y Portugal congregados en la localidad venezolana, el pontífice consideró que la democracia «es una opción fundamentalmente ética en favor de la dignidad de la persona, con sus derechos y libertades, sus deberes y responsabilidades, en la cual encuentra sustento y legitimidad toda forma de convivencia humana y de estructuración social».
La Iglesia y la democracia «La Iglesia, que no posee una fórmula propia de constitución política para las naciones –aclaró–, ni pretende imponer determinados criterios de gobierno, encuentra aquí el ámbito específico de su misión de iluminar desde la fe la realidad social en que está inmersa». El obispo de Roma consideró, recordando el Concilio Vaticano II, que las «estructuras político -jurídicas han de dar a todos los ciudadanos, cada vez mejor y sin discriminación alguna, la posibilidad efectiva de participar libre y activamente en el establecimiento de los fundamentos jurídicos de la comunidad política, en el gobierno del Estado, en la determinación de los campos y límites de las diferentes instituciones y en la elección de los gobernantes». De ahí deriva, según la Iglesia católica, «el derecho y el deber de utilizar el sufragio libre para promover el bien común».
Para que haya una auténtica democracia, explicó el Papa, «es necesario que cada persona tenga no sólo derecho a pensar y propagar sus ideas, y a asociarse con libertad para la acción política, sino que tenga también derecho a vivir según su conciencia rectamente formada, sin perjudicar a los demás ni a uno mismo, y todo esto en virtud de la plena dignidad de la persona humana».
Fragmento del papa San Juan Pablo II tomado de Corazones.org.
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