lunes, 20 de octubre de 2014

Halloween; origen e influencias… (Origen)


Es impresionante el poder ejerce la publicidad en nuestros medio ya que nos lleva al consumir, a pensar y a vivir de maneras que no formaban parte de nuestras principales aspiraciones, proyecciones de vida y en las que ni siquiera hemos reflexionado. Cuando nos damos cuenta estamos atrapados por este consumismo, el cual no respeta edad, nacionalidad o creencia religiosa. Se vale de cualquier elemento para encandilarnos con luces que hipnoticen nuestra atención con el fin de vender. El problema es que muchas veces, los que salimos más perjudicados con esto somos aquellos que buscamos elevar nuestras opciones de vida a elecciones más sublimes.

El poderío comercial norteamericano, ayudado por la potente industria televisiva y cinematográfica de Hollywood, ha logrado que dicho consumismo se haya globalizado montado en diversas celebraciones como por ejemplo la celebración del Halloween habiendo invadido nuestras costumbres en calles, casas y centros comerciales y educativos cada 31 de octubre, incluso preparándolo con algunas semanas de anticipación.

Éste fenómeno, si ha triunfado con tanta facilidad, es porque hunde sus raíces en nuestro imaginario colectivo y en nuestra estructura antropológica, y reapareciendo elementos culturales del lugar donde se originó contagiándolo con nuevos ritos, aceptados también con rapidez y demasiado crédulamente por escépticos y opositores a las manifestaciones de signo cristiano o religioso. Lastimosamente incorporados también por la ingenua ignorancia de algunos cristianos.

Origen Celta del Halloween


Al parecer los orígenes de lo que hoy se celebra en Halloween se remontan a la antigua Irlanda y Escocia alrededor de la época de Cristo. El 31 de Octubre, los Celtas celebraban el fin del verano. Esto era importante para ellos, ya que era el momento en que los pastores de los animales llevarían estos a sus establos y corrales para prepararlos para soportar el crudo invierno. Este también era el tiempo de cosechar los cultivos. Este cambio anual de estación y de estilo de vida se caracterizaba por la celebración de un festival pagano llamado “Samhain” o “Fin del Verano”.



Entre los celtas habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella. En esta época había mucha superstición asociada con este tiempo de cambio la cual incluía la creencia en hadas y de que los espíritus de los muertos vagaban en busca de cuerpos para habitar. Debido a que los vivos no querían ser poseídos por los espíritus, vestían disfraces y desfilaban por las calles haciendo mucho ruido para confundir y asustar a los espíritus alejándolos. Además, para los Celtas el nuevo año empezaba el 1º de Noviembre. Por lo tanto, se creía que el día de Samhain mejor conocido como el festival de la muerte no era parte ni del año que pasaba ni del que empezaba; y debido a esto, se originaba el caos, el cual gobernaba ese día. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndoles a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhain no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte.


La palabra Halloween se deriva de la expresión “All hallow's even” que significa “Víspera de los Todos los Santos”, que se celebra el 31 de Octubre, la cual marca el final del verano en el noreste de Europa. Desde el siglo IV la iglesia de Siria consagraba un día a festejar a Todos los mártires. Tres siglos más tarde, el Papa Bonifacio IV (+615) transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (pantheón) en un templo cristiano dedicándolo a Todos los Santos. Gregorio III (+741) señaló el 1 de noviembre para celebrar su fiesta. Y Gregorio IV, en el año 840, ordenó que la fiesta se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, tuvo su celebración vespertina en la vigilia para preparar la fiesta, vigilia o tarde del día anterior a la fiesta de todos los Santos, que dentro de la cultura inglesa se llamó All Hallow’s Even. Con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando primero a «All Hallowed Eve», poste­riormente cambió a «All Hallow Een» para terminar en la palabra que hoy conocemos «Halloween».

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, Drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.

En Bolivia, en la población de Tiataco se ha promovido, frente a la comercialización de Halloween, la fiesta del Mast'aku (ofrendas que se tributan a los familiares difuntos), que se alegran con las wallunkas (juegos en columpio) dentro de espacio aprovechado para la exposición de platos y bebidas tradicionales. Los andinos creen que es necesario un tiempo de encuentro real con los espíritus. Es necesario hacer un mast'ay, es decir alzar un altar donde se pueda orar y se pueda ofrecer un rito.

Halloween, ¿Lo puede celebrar un Discípulo de Jesús?



No podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas. Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de muertos. Se pueden hacer muchas celebraciones en torno al recuerdo de los santos.


"Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios. ¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él? "Todo está permitido", pero no todo es conveniente. "Todo está permitido", pero no todo es edificante. Que nadie busque su propio interés, sino el de los demás." (1°Corintio 10, 12-24)

Ante todos estos elementos que componen hoy la fiesta del Halloween nos preguntamos:

¿Qué experiencia moral o religiosa queda en el niño que, para divertirse, ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral y ni qué decir de la fe y los valores del evangelio (como la paz, la justicia, el amor, la lealtad, la bondad, el respeto, la solidaridad, la verdad, etc.)?
¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la que se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas?
¿No sería esto aceptar que una vez al año se puede hacer lo prohibido?
Con los disfraces y la identificación que tienen estos con Hollywood, ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son sólo fantasías, parte de un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan?
¿Qué experiencia religiosa o moral, queda después de la fiesta del Halloween?
¿No es esta otra forma de relativismo religioso con la que permitimos que nuestra fe y nuestra vida cristiana se vean debilitadas?
Si aceptamos todas estas ideas, y las relativizamos, en aras de la diversión de los niños, ¿cómo podremos corregir y hacerle ver a nuestros hijos el mal que se esconde detrás del juego de la ouija que pone en grave peligro su vida espiritual?
¿O qué diremos al joven que durante toda su infancia jugó al Halloween, cuando éste visita a los brujos, hechiceros, médium, y los que leen las cartas, todos estos contrarios a la fe y a la vida cristiana?
Es que nosotros como cristianos, mensajeros de la paz, del amor, de la justicia, portadores de la luz para el mundo, ¿podamos identificarnos con esta fiesta en donde todos sus elementos, hoy por hoy, hablan de temor, injusticia, miedo, y oscuridad?


La Iglesia Católica trata de frenar su expansión y advierte que Halloween "no es una fiesta inocente", porque "tiene un trasfondo de ocultismo y de anticristianismo".





Para los grupos satánicos y ocultistas el 31 de octubre es la fecha más importante de su calendario. Ese día es llamado el día del "Festival de la muerte" y constituye la víspera del año nuevo para la brujería. Para los satanistas el de Halloween es su año nuevo. En esta noche los poderes satánicos ocultos y de brujería están a su nivel de potencia más alto. Satanás y sus poderes están en su punto más fuerte esta noche. Es un hecho registrado y documentado que en esa noche en Irlanda, Estados Unidos y muchos países de Hispanoamérica se realizan misas negras, cultos espiritistas y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo. Halloween, es, por sí misma, una "celebración" de la maldad y de la muerte.



En resumen, para los Discípulos de Jesús el Dios Trinitario es un Dios de vivos y no de muertos. “¿no han leído en el Libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”. (Marcos 12, 26 – 27; Mateo 22, 32) En la celebración de Todos los Santos se celebra La Vida Eterna de la cual ellos gozan participando de la Santidad de Dios. Y en la celebración de los Fieles Difuntos se celebra que aunque se hayan despedido de la vida temporal, al haber creído en Cristo y caminado en este mundo con la Iglesia Peregrina, ahora, inscritos en el Libro de la Vida, se preparan en purificación para gozar también de la Vida Eterna participando de la Santidad del Dios Uno y Trino, A la Gloria de Dios El Padre y El Hijo y El Espíritu Santo. Amén.



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Halloween; origen e influencias… (Influencias)


Referencias:
http://es.catholic.net/op/articulos/12378/halloween-cristianismo-o-paganismo.html

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